El mundo del deporte siempre ha sido competitivo. Obtener los mejores resultados a nivel muscular y conseguir aumentar tus marcas no es sencillo. Precisamente por eso, gracias a los avances de la ciencia del deporte, aparecen cada cierto tiempo aparatos o técnicas que nos ayudan a mejorar el rendimiento.
Una de esas técnicas es la electroestimulación. En realidad no es nada nuevo, en los años 60 ya se usaba para mantener en forma a los astronautas en la Unión Soviética. Desde entonces el método se ha popularizado hasta llegar a nuestro alcance en diferentes productos como los electroestimuladores musculares. Pero, ¿sirve de algo combinar el uso del electroestimulador y ejercicio? ¿Realmente funciona? Te lo contamos a continuación.
¿Qué son los electroestimuladores deportivos (EMS)?
Los electroestimuladores deportivos son aparatos diseñados para enviar descargas eléctricas a los músculos, haciendo que estos se contraigan. Pueden ser de cuerpo entero o localizados.
Su función es provocar que el músculo se contraiga, produciendo lo que se conoce como “ejercicio pasivo”.
¿Cómo funciona la electroestimulación?
Para entender cómo funciona la electroestimulación, primero debemos conocer cómo funcionan nuestros músculos. Cuando movemos la musculatura, nuestro sistema nervioso “ordena” el movimiento a través de impulsos nerviosos.
El principio de la electroestimulación es enviar señales eléctricas al músculo para que se contraiga sin necesidad de que el sistema nervioso lo ordene. Es decir, emula el impulso nervioso induciendo la contracción de forma artificial.
Este método se ha usado, tradicionalmente, con dos objetivos. En primer lugar, para recuperar lesiones o evitar que se pierda masa muscular en personas que están obligadas a permanecer en reposo durante un largo periodo de tiempo.
En segundo, como acompañamiento al entrenamiento deportivo para mejorar el rendimiento.
¿Funcionan los electroestimuladores?
Ahora que conoces qué son y cómo funcionan los electroestimuladores, es hora de entrar en materia. ¿Realmente funcionan los electroestimuladores?
La respuesta es sí, la electroestimulación ha demostrado sobradas veces mejorar el rendimiento muscular y poder aumentar la fuerza física.
¿Se debe usar el electroestimulador antes o después del ejercicio?
El efecto del electroestimulador solo se considera beneficioso o significativo cuando se utiliza en pacientes que no pueden moverse (ya sea por una lesión grave o por cualquier otro motivo) y en acompañamiento con el entrenamiento deportivo.
Es decir, no sirve de nada usar un electroestimulador si no se hace durante el entrenamiento. El efecto de usar un electroestimulador antes o después del ejercicio es mucho más limitado y no se considera significativo.
Por supuesto, esto quiere decir que con un electroestimulador no te vas a poner en forma estando en el sofá. Tampoco ayuda a bajar de peso ni te hará aumentar masa muscular sin que hagas ningún esfuerzo. Es tan solo una forma de potenciar el entrenamiento, haciendo que quien lo usa pueda conseguir los mismos resultados haciendo ejercicio menos tiempo o con menor intensidad.
Además, es importante tener en cuenta que no se recomienda hacer ejercicio con este tipo de aparatos durante más de 20 minutos ni más de 2 veces a la semana, siendo esta la carga máxima que se le aplica a atletas de élite.
Para acabar, otro de los efectos que se atribuyen a la electroestimulación es el tratamiento de contracturas. Hasta el momento, los estudios realizados apuntan a que, efectivamente, este podría ser uno de los usos efectivos de los electroestimuladores, pero siempre usados por un profesional.
Evidencia científica relacionada con los electroestimuladores
Lo cierto es que, pese a que lleva décadas utilizándose, la electroestimulación sigue siendo un método en discusión en el campo científico.
Por un lado, hay estudios que afirman que su efecto sobre pacientes graves, para recuperar masa muscular tras una lesión o para evitar la pérdida de movilidad tras un reposo excesivamente largo, no ha quedado suficientemente probado.
Otros, sin embargo, se apoyan en su efectividad para el tratamiento de pacientes graves, que han sufrido accidentes cerebrovasculares o incluso lesiones de la médula espinal.
Por otro lado, su efecto positivo en el entrenamiento deportivo también ha sido puesto en duda por la comunidad científica, indicando que este método puede suponer riesgos para la salud que aún no se conocen.
En este aspecto, se sospecha que la electroestimulación podría ser la causante de 7 casos de rabdomiolisis (una enfermedad que causa la descomposición de los músculos a causa de la liberación del contenido de las células musculares en la sangre), aunque se ha descartado que pueda tener efectos negativos en la presión arterial y la frecuencia cardiaca.
También se plantea si, a largo plazo, el entrenamiento con esta técnica podría llegar a causar hipertrofia muscular o desplazamiento de las fibras musculares.
No obstante, otros estudios afirman que sus beneficios para potenciar el rendimiento deportivo es indiscutible, habiéndose probado incluso en atletas adolescentes.
Para finalizar, la electroestimulación ha sido utilizada para el tratamiento de contracturas. En este aspecto, se ha demostrado con el voltaje adecuado, puede ayudar con la recuperación de ciertos tipos de contracturas musculares.
Ejemplo de combinación de electroestimulador y ejercicio
Si te estás plantenado usar un electroestimulador en tu rutina de ejercicio físicos y ya estás al tanto de las contraindicaciones de la electroestimulación, aquí te contamos algunos ejercicios en los que puedes introducir la electroestimulación.
No obstante, es importante recordar que se recomienda usar este tipo de aparatos siempre en compañía de un profesional de las ciencias del deporte o la salud que pueda asesorarte sobre su utilización segura. Además, no debes emplear este tipo de aparatos más de dos veces a la semana ni más de 20 minutos en cada sesión.
- Caminar a paso ligero
Una buena forma de empezar a usar el electroestimulador es calentar con él puesto, caminando a paso ligero. Es recomendable que esta parte del ejercicio dure aproximadamente 5 minutos, para calentar los músculos y entrenar la respiración.
Durante este tiempo, además, los profesionales que te asistan se asegurarán de que el voltaje y la intensidad que se está aplicando es la correcta.
- Steps
Tras haber calentado, puedes comenzar a hacer elevaciones de piernas en steps. Lo ideal es realizarlas en dos minutos, haciendo tres series de diez repeticiones cada una. Esto equivaldría a 4 minutos de ejercicio tradicional.
- Flexiones
El siguiente paso en este entrenamiento será trabajar en hombros, tríceps y trapecios. Para ello puedes realizar tres series de diez repeticiones de flexiones. Si no eres capaz de completar el ejercicio, puedes apoyar las piernas en el suelo, pero siempre centrando el esfuerzo en los brazos.
- Mancuernas
Para seguir entrenando el tronco superior, vamos a añadir tres tandas de diez repeticiones con mancuernas o pesas. De esta forma trabajaremos bíceps y los tríceps. Con la electroestimulación, habrás conseguido pasar de ocho series, que son las habituales, a tres.
- Piernas
Continuamos con el tronco inferior. Con la finalidad de trabajar los músculos del muslo, vamos a tumbarnos en el suelo y a abrir y cerrar las piernas en ángulo de 30 grados. Haremos tres tandas de diez repeticiones. Con este ejercicio conseguiremos resultados equivalentes a los que se obtendrían en cinco tandas sin electroestimulación.
- Sentadillas
Siguiendo con el tronco inferior, trabajamos glúteos haciendo sentadillas tradicionales. Haremos tres series de diez repeticiones, que equivaldrán a cinco sin electroestimulación.
- Abdominales
Para ir acabando, trabajaremos la zona abdominal. Para ello haremos cinco series de abdominales de diez repeticiones cada una. La equivalencia con electroestimulación es como si hiciéramos 150 abdominales sin ella, aproximadamente.
- Estiramiento
Para acabar el entrenamiento, haremos una sesión de estiramiento de brazos, espalda, abdomen y piernas. Es importante completarlo para evitar contracturas, reduciendo la intensidad de ondas poco a poco hasta que realicemos los últimos ejercicios sin descargas y, a ser posible, tumbados en el suelo.